He llegado a una conclusión profundamente reflexiva que va a sacudir los cimientos de la civilización y provocar un cataclismo de dimensiones épicas. Es el siguiente:
(Redoble de tambores)
(Las bocas se van quedando secas)
(Vello erizado, taquicardias)
El ser humano se aburre mucho.
(Decepción, insultos, lanzamiento de naranjas podridas y discos de Pablo Alborán)
A ver, me explico, Cuando una persona nace, lo primero que hace es llorar, de asco. De asco porque se siente sucio, privado de su cálida existencia y arrojado a los brazos de un mundo lamentable. Se ve rodeado de individuos que no le importan una mierda y no paran de hacer gestitos extraños y hablar con voz de subnormal profundo. Y luego todo va a peor.
Cuando eres pequeño te aburres la mayor parte del tiempo: no te hacen caso, te obligan a madrugar para ir a que te enseñen soplapolleces, te exigen unos códigos de conducta; te meten en la cama cuando estás plenamente activo y te sacan de ella cuando estás soñando cosas maravillosas. Creces y la rutina se mantiene, pero encima tu cuerpo comienza a sufrir cambios repugnantes. Luego le encuentras la utilidad a esos cambios y te aburres porque no tienes donde ensartar a tu amigo el calvo, te frustras y, repetimos, te aburres.
Creces y te aburres porque tienes que estudiar para conseguir trabajo, te aburres porque no consigues trabajo de lo que estudiaste, o si lo haces y descubres, aburrido, que lo que estudiaste es una mierda de cuidado. Tienes hijos, y la emoción del primer día se transforma en aburrida rutina. Observas, aterrado, como tus hijos se aburren porque no le haces caso, le obligas a madrugar, le exiges unos códigos de conducta que...
Y al final te mueres, ¿eso lo sabías? Si. Te mueres, y al echar la vista atrás observas lo aburrido de tu existencia. Calculas y compruebas que el 85% de tu vida la has pasado entre clases aburridas, trabajos aburridos, madrugones aburridos, y demás cosas que, de tan aburridas que son, mejor no menciono.
"¡Ajá! –observa el intrépido lector–. Has hablado de un 85% de la vida. ¿Y el otro 15? ¿Eh, genio? ¡Te tengo cogido por los huevos!"
Pues no, mi estimado y sabihondo lectorcillo, precisamente ese 15% es el motivo de este blog. Si quitamos el porcentaje destinado a la masturbación y al acto sexual con miembros de nuestra especie (u otra, que yo no me meto en la vida de los demás... degenerados) ,lo poquito que nos queda de nuestra vida, lo destinamos a LAS AFICIONES. Así, en mayúsculas y negrita. Y aquí un inciso.
Inciso incoming.
(Esta parte del texto es inciso y por lo tanto es prescindible y no aporta nada al fondo del asunto. Puedes saltártelo si eres de esos vagos a los que leer tres palabras seguidas les da dolor de cabeza, y nadie te juzgará... o si)
Yo no me meto con las aficiones de los demás, todos tenemos las nuestras y si eres de los que se divierte coleccionando enaguas usadas de personajes femeninos históricos, allá tú. A mi me gustan los videojuegos, el cine, las series de televisión, los libros, los comics y demás...
Fin del inciso
Así es, señores, soy de esas estúpidas personas que piensan que ni el dinero, ni la satisfacción personal por alcanzar el estatus social más alto (...), ni demás cosas extrañas que parecen regir la vida de tantos y tantos, son el motor que impulsa nuestra vida. Lo que realmente nos hace felices y nos salva del aburrimiento perenne que impregna la existencia del ser humano, son las aficiones. Ya sea jugar a un videojuego, ver una película, o incluso estos degenerados repugnantes que disfrutan coleccionando enaguas de personajes femeninos históricos.
E ahí el motivo de este blog, hablar de nuestras aficiones, en concreto de las mías.
¿El título de la entrada? Psss... es mi tercer o cuarto blog a propósito de películas, videojuegos y demás, y cuando comencé a escribir la introducción, el tema y el esquema a tratar iba a ser bastante más obvio y lineal, del estilo:
"Hola, soy Maese Threepwood, bienvenidos a mi nuevo blog donde compartiremos impresiones y un sano debate sobre aquellas aficiones que nos interesan. Cine, videojuegos, series de televisión, libros... todo aquello que un buen friki sabe apreciar. ¡Comenzamos! Y si, no hablaremos de tetas, aunque quizá si, jajaja (guiño, guiño, palmada en la espada, doble bombo y platillo.)"
Ahora que lo pienso, quedaros con el último párrafo e imaginad que el resto no es más que un inciso.
¡Saludos desde Mêlée!
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